Con motivo de los 97 años del histórico hecho el presidente Gustavo Petro comparó lo ocurrido con la tensa situación con Estados Unidos.
Petro alerta amenaza de invasión fue el mensaje central del presidente colombiano Gustavo Petro durante la conmemoración de los 97 años de la Masacre de las Bananeras en Ciénaga (Magdalena). En su discurso, el mandatario comparó los desafíos históricos de 1928 con las tensiones actuales que enfrenta el país.
El jefe de Estado recordó que, al igual que en los tiempos de la United Fruit Company, hoy persisten presiones externas que buscan condicionar las decisiones nacionales. “Amenazan al Caribe y a nosotros mismos con una invasión si el presidente no dice o hace lo que allá quieren”, afirmó ante la comunidad.
Durante su intervención, Petro alerta amenaza de invasión evocando la figura del entonces mandatario Abadía Méndez, quien —según relató— enfrentó presiones de Estados Unidos para reprimir a los trabajadores bananeros. Subrayó que la diferencia actual radica en que “el presidente no se llama Abadía Méndez; se llama Gustavo Petro y pertenece al progresismo de Colombia”.
El mandatario señaló que la violencia histórica aún marca al país, recordando los asesinatos de Jorge Eliécer Gaitán y de más de 3.000 trabajadores bananeros en Urabá. Denunció que durante gobiernos pasados se instauró lo que denominó una “gobernanza paramilitar” que sigue sin justicia.
En ese contexto, defendió su posición sobre el papel de las Fuerzas Militares, insistiendo en que deben obedecer únicamente al presidente en el marco constitucional y de los tratados internacionales.
Además, Petro alerta amenaza de invasión al advertir que los pueblos de América Latina deben mantenerse unidos y proteger la soberanía de sus naciones frente a las presiones extranjeras.
El Gobierno aprovechó la conmemoración para presentar un proyecto de ley que reivindica la memoria de las víctimas de la Masacre de las Bananeras.
De acuerdo con la Comisión de la Verdad, entre 1970 y 2021 se registraron más de 15 mil violaciones a los derechos humanos de sindicalistas, lo que refuerza la urgencia de memoria, justicia y reconciliación en Colombia.
